Las enfermedades del corazón son un problema que forma parte de la sociedad ecuatoriana desde hace décadas. Lastimosamente como sociedad, nos hemos acostumbrado a estas enfermedades por aspectos como el sedentarismo o una mala alimentación que comúnmente desencadena en enfermedades graves como la hipertensión o la diabetes.
Generalmente estas enfermedades provocan el estrechamiento o bloqueo de los vasos sanguíneos causados por daño al corazón, aterosclerosis entre otras condiciones, como las que afectan a los músculos, las válvulas o ritmo, que también se consideran tipos de enfermedades cardiovasculares y que a pesar de que muchas pueden ser genéticas, existe alta predisposición a padecerlas si no se tiene una alimentación adecuada.
Es alarmante examinar datos anuales en donde cada vez más personas mueren por enfermedades cardiovasculares (ECV) que por cualquier otra causa. Más de tres cuartas partes de las muertes relacionadas con cardiopatías y accidentes cerebrovasculares ocurren en países de ingresos medianos y bajos.
Es necesario saber que el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular aumenta por una alimentación poco saludable, caracterizada por un bajo consumo de frutas y verduras y un alto consumo de sal, azucares y grasas. Una alimentación poco saludable contribuye a la obesidad y el sobrepeso, los cuales a su vez son factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares.
Cuando las personas no hacen actividad física suficiente tienen entre un 20% y un 30% más de probabilidades de morir prematuramente que aquellas que hacen actividad física suficiente, es por eso que la inactividad física es un factor de riesgo clave para la aparición de las enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes.
Y cuidado con la exposición a productos derivado del tabaco, ya que se estima que sus toxinas son responsables del 10% de todas las muertes ocasionadas por enfermedades cardiovasculares
Es muy importante detectar esta afección antes de que se manifieste clínicamente. Para esto, a partir de los 30 años, debemos realizarnos controles clínicos constantes.
La actividad física, una alimentación balanceada, no fumar, no ingerir bebidas alcohólicas en exceso y mantener un peso adecuado, son medidas que se pueden implementar a la rutina diaria para adoptar un estilo de vida más sano.
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